Este año, como es sabido, habrá elecciones en varias entidades del País y, lejos de esperar cambios importantes que beneficien a la sociedad, a nuestra Nación, que está necesitada de una renovación en todos sentidos, no se vislumbra nada nuevo que nos haga pensar que México empiece a corregir rumbos.
No se ven indicios en los políticos que andan tras los puestos de elección que están en juego, de esa transformación; de esos cambios o reformas que urgen para que salgamos del atraso que en todos los órdenes (políticos, económicos, educativos, etc.) estamos sufriendo por falta de voluntad y apatía de nuestra clase política y de la propia sociedad que carece (esta última), de una cultura democrática que la impulse a actuar en consecuencia.
Con la alternancia en el poder efectuada en el 2000, creímos que accedíamos automáticamente a la democracia y luego nos dimos cuenta que seguimos siendo gobernados por el mismo sistema político que sólo cambió en algunos aspectos y se transformó en una partidocracia que tiene secuestrada a la Nación.
Esta partidocracia que impide la participación ciudadana y le limita a ésta algunas libertades fundamentales y es ese sistema monopolizado por los partidos políticos, el que obstruye todo cambio, toda reforma de fondo que necesita el País; porque a ellos, a la clase política que detenta el poder, no le conviene que México cambie; porque el “status quo” del sistema actual les permite gozar de privilegios y del poder absoluto que han usufructuado.
Ante esa triste realidad, los mexicanos no debemos esperar que sean los políticos los que promuevan y aprueben los cambios que necesita México y no vemos entre la clase política que lucha actualmente por obtener puestos de elección, gente con ideas renovadoras; y lo más triste es que no la vemos entre los aspirantes a la Presidencia de la elección 2012; porque no es cuestión de edades para determinar o pensar que un político, por ser joven, tiene ese espíritu o voluntad de cambiar, de transformar el País.
Muchos se van con la finta de Peña Nieto, sin fijarse en su formación política; sin tomar en cuenta el grupo al que pertenece; a sus tutores como Montiel y otros connotados dinosaurios que siguen manejando al PRI, que no cambia; que no se democratiza por eso; porque sigue en manos de camarillas que son enemigos de toda transformación.
Necesitamos una nueva generación de políticos, pero con otra mentalidad; con una formación democrática; con disposición y decisión de acabar con inercias e ideas caducas. JAV
No se ven indicios en los políticos que andan tras los puestos de elección que están en juego, de esa transformación; de esos cambios o reformas que urgen para que salgamos del atraso que en todos los órdenes (políticos, económicos, educativos, etc.) estamos sufriendo por falta de voluntad y apatía de nuestra clase política y de la propia sociedad que carece (esta última), de una cultura democrática que la impulse a actuar en consecuencia.
Con la alternancia en el poder efectuada en el 2000, creímos que accedíamos automáticamente a la democracia y luego nos dimos cuenta que seguimos siendo gobernados por el mismo sistema político que sólo cambió en algunos aspectos y se transformó en una partidocracia que tiene secuestrada a la Nación.
Esta partidocracia que impide la participación ciudadana y le limita a ésta algunas libertades fundamentales y es ese sistema monopolizado por los partidos políticos, el que obstruye todo cambio, toda reforma de fondo que necesita el País; porque a ellos, a la clase política que detenta el poder, no le conviene que México cambie; porque el “status quo” del sistema actual les permite gozar de privilegios y del poder absoluto que han usufructuado.
Ante esa triste realidad, los mexicanos no debemos esperar que sean los políticos los que promuevan y aprueben los cambios que necesita México y no vemos entre la clase política que lucha actualmente por obtener puestos de elección, gente con ideas renovadoras; y lo más triste es que no la vemos entre los aspirantes a la Presidencia de la elección 2012; porque no es cuestión de edades para determinar o pensar que un político, por ser joven, tiene ese espíritu o voluntad de cambiar, de transformar el País.
Muchos se van con la finta de Peña Nieto, sin fijarse en su formación política; sin tomar en cuenta el grupo al que pertenece; a sus tutores como Montiel y otros connotados dinosaurios que siguen manejando al PRI, que no cambia; que no se democratiza por eso; porque sigue en manos de camarillas que son enemigos de toda transformación.
Necesitamos una nueva generación de políticos, pero con otra mentalidad; con una formación democrática; con disposición y decisión de acabar con inercias e ideas caducas. JAV
1 comentario:
El cambio tendrá que venir de los mexicanos, no esperamos nada de los politicos que solo quieren llegar al poder para enriquecerse y pagar los favores a su partido y a quienes los financiaron para llegar a el
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