Por diversas razones, pero lo cierto es que nosotros como habitantes de un país, un estado o una ciudad, no nos atrevemos a levantar nuestra voz, de denunciar lo que está mal, lo que nos afecta, lo que nos duele, lo que nos aqueja como sociedad. Por esa razón he creado este sitio que busca ser una trinchera, un espacio, una tribuna donde se expresen todas las voces, todas las ideas sin el temor de ser callados, de ser bloqueados o perseguidos. No, lo que debemos buscar es que nuestra voz, nuestro sentir se escuche. Y entre todos, acabemos con la impunidad, desterremos la corrupción y desenmascaremos a los sinvergüenzas.

Soy un periodista regiomontano independiente, libre de compromisos y aliado con la verdad. No pertenezco a ningún partido político, no recibo dádivas ni presupuestos, ni ayuda económica o de cualquiera otra especie. Hago esto porque me gusta, porque siento rabia, incomprensión y a veces tristeza de ver tantas injusticias que se cometen a diario en contra de personas que no tienen forma de defenderse, que no tienen acceso a la ley que, según la teoría, los empleados del gobierno o quienes deben respetar y hacer respetar la ley son los primeros que la violan en beneficio de sus propios intereses o del grupo al que pertenecen.

Los ciudadanos nos tenemos que organizar para denunciar públicamente todo aquello que está mal en nuestro entorno. A veces no denunciamos porque nos parece que es una pérdida de tiempo, porque nadie hace nada para mejorar nada. Y de eso, justamente, es de lo que se valen los empleados del gobierno, funcionarios, políticos, para seguir extorsionando, seguir corrompiendo, seguir cometiendo atropellos e injusticias en perjuicio de todos nosotros. Este es un espacio que dejo abierto para todos, donde pueden plantear sus quejas, denuncias, inconformidades. Este es el momento, YA BASTA, DENUNCIA!

-Este sitio lo actualizo todos los días de lunes a viernes abordando temas sobre denuncias, quejas y problemáticas que los lectores me comparten, además de incluir información relevante del día-


lunes, 17 de mayo de 2010


Llamado de atención

La desaparición del ex candidato presidencial panista Diego Fernández de Cevallos refleja que la inseguridad ha alcanzado ya a la élite política de México y, de confirmarse la participación de la delincuencia organizada en el hecho, mostraría la gran fuerza que ésta ha cobrado.

Aunque ya se han registrado casos de alcaldes y funcionarios locales, o incluso candidatos, amenazados o asesinados, es la primera vez que se toca a un miembro de la élite política, y esto es un reflejo inequívoco de la inseguridad pública que ya llega a altos niveles.

No pretendo especular a estas alturas, más bien son hipótesis posibles en el caso, pero un posible móvil de la desaparición es un ajuste de cuentas de parte de los cárteles de la droga, pues existen rumores de que Fernández de Cevallos, abogado de profesión, llegó a defender a narcotraficantes.

Otra hipótesis es que la delincuencia busca enviar un mensaje de intimidación al gobierno.

En todo caso, la desaparición del político panista indica que la inseguridad se ha generalizado en el país y que no existen niveles que no puedan alcanzar los delincuentes organizados.

Según la Procuraduría General de la República, Fernández de Cevallos, de 69 años, llegó el viernes por la noche a su rancho ubicado en Querétaro.

Al día siguiente su vehículo fue encontrado vacío con huellas de violencia. Hasta el momento se desconoce su paradero y no se ha pedido el rescate por un presunto secuestro, aunque el Partido Acción Nacional hizo notar que no hay elementos para pensar que esté muerto.

Ningún otro organismo ni autoridad ha mencionado la posibilidad de que el Jefe Diego haya perdido la vida, a pesar de los resbalones del sábado por parte de Manuel Espino, quien aseguraba que a él le habían dicho que el cadáver de Fernández de Cevallos lo habían descubierto en un campo militar de Querétaro. Pero eso es solamente una mala anécdota en este caso.

Ahora bien, de confirmarse que el narcotráfico participó en este hecho, nuestro país enviaría la mala señal al mundo de la crítica situación frente a la intervención de las organizaciones criminales en la vida política, lo que incluye la posibilidad de que busquen influir en elecciones locales y nacionales. Y eso es todavía más grave.

Luego del primer impacto que el hecho tuvo en la sociedad —con el presidente Felipe Calderón retrasando un viaje de trabajo a España e instruyendo a su gabinete para seguir el caso, y con los medios generando coberturas informativas especiales—, la población puede percibir que la delincuencia ha cobrado gran fuerza en el país.

Hasta ahora no habíamos tenido una seña tan fuerte. La percepción de los mexicanos es que el crimen organizado está dominando en esta guerra emprendida por Calderón.

Este hecho indica que la delincuencia organizada está dando golpes que cada vez se acercan más a la vida política del país, lo que sería un llamado más a que el gobierno federal replantee su estrategia de seguridad.

La respuesta oficial en el plano inmediato debería ser una persecución de quienes resulten responsables de esta forma de intimidación. Y en un sentido más profundo y amplio, esto debería servir para discutir la estrategia de seguridad nacional. Si esto no conmueve a la élite política, ¿qué lo hará? JAV

3 comentarios:

Leo Bustamante dijo...

la desaparición de Diego Fernández de Cevallos no puede ser evaluada en tanto no se sepan el desenlace, el origen y las causas del suceso. Con todo, el hecho opaca la gira de Calderón por España y Estados Unidos, pues serán poco creíbles las invitaciones que suele hacer a la inversión extranjera, garantizando seguridad. Tampoco podrá convencer a nadie en Estados Unidos de que la guerra contra el crimen “se está ganando” en tanto no se sepa lo ocurrido con un político tan prominente como El Jefe Diego. Como sea, nuestra frágil democracia está siendo literalmente acribillada desde varios frentes y podría hundirse aun antes de que termine por salir a flote.

Víctor Santiago P. dijo...

Como si no fuera suficiente con el maquillaje de cifras y el aburrido discurso de que la violencia en México es producto fundamentalmente de la percepción negativa de los antipatriotas, todavía tenemos que soplarnos que en el caso del poderoso ex senador se recurra a un lenguaje edulcorado y cursi que, para mala suerte de las autoridades policiacas, no cambia un ápice la realidad.

Anónimo dijo...

Cualquier duda que hubiera sobre la firmeza de un Estado fallido se ha disipado del todo. Lo que sigue es la supervivencia.