México no puede solo en la guerra contra el narcotráfico. Y Estados Unidos no está haciendo lo suficiente para reducir el consumo de drogas. Por eso los narcos están ganando.
Y estas no son declaraciones triunfalista de algún capo del narco, como el “Mayo” Zambada que ahora está de moda. No, es una realidad que estamos viviendo todos los mexicanos.
A pesar de que el Ejército Mexicano ha sido desplazado a las zonas de mayor violencia cerca de la frontera norte, entre los que tristemente se encuentra Nuevo León, el número de muertos sobrepasa los 16 mil en tres años, según conteos extraoficiales de algunos medios de comunicación en México.
Nadie cuestiona la valentía de la decisión del presidente Felipe Calderón de hacer de la lucha contra el narcotráfico la prioridad de su gobierno. Pero lo que se critica es que lanzó a la Policía y al Ejército mexicanos a una guerra para la cual no estaban bien preparados.
No sólo eso. El narcotráfico en México se alimenta de los consumidores de drogas en Estados Unidos. Y mientras no se reduzca el uso de narcóticos en Estados Unidos, lo que puede hacer el Gobierno mexicano es relativamente poco.
La reducción del consumo de drogas no parece ser una prioridad en la sociedad norteamericana. Basta ver la televisión de ese país o ingresar a Internet para ver que hay otros temas –trabajos, seguros médicos, migración, medio ambiente…– que generan más cobertura en los medios y más atención por parte del Gobierno en Washington.
¿Por qué? El número de muertos por uso de drogas (unos 17 mil al año, según (drugwarfacts.org) es mucho menor que los causados por el cigarro (435 mil), mala alimentación (365 mil), alcohol (75 mil) o suicidios (30 mil). Es decir, el uso de drogas no es noticia en Estados Unidos y está relativamente aceptado en muchos círculos.
Contra eso también lucha México; contra la aparente indiferencia que este tema causa del otro lado de la frontera.
Las últimas encuestas que he leído no incluyen al narcotráfico entre los 4 ó 5 temas que más preocupan a los norteamericanos. La violencia por el narcotráfico, que tanto padecemos los mexicanos, no ha tocado de cerca a los norteamericanos. Lo más cercano ha sido la muerte de 3 personas vinculadas al consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez.
En nuestro país, en cambio, las “narcomuertes” son cosa de todos los días. Se ha convertido en una rutina, desgraciadamente. Prueba de ello es que hemos perdido esa capacidad de asombro sobre el tema. Un muerto más, una balacera, un levantón o secuestro. Desgraciaamente es el pan nuestro diario.
El gobierno de Felipe Calderón no puede. La lucha de los cárteles de las drogas para dominar los territorios ha rebasado la capacidad del Presidente, del Ejército y de la Policía Federal. Hay un enorme vacío de autoridad y poder, hay que reconocerlo.
Además, no se está golpeando a los narcos donde más les duele. El lavado de dinero se realiza con casi total impunidad en México por narcos armados con armamento proveniente de Estados Unidos. Así es imposible ganarles.
El Plan Mérida, sí, otorga millones de dólares y equipo a México para su lucha contra los narcos. Pero deja la solución del problema en manos de un Gobierno incapaz de garantizar la vida de sus habitantes y que ha perdido el control de partes del País.
Estados Unidos podría enviar soldados a México, como lo hace ahora a Colombia, pero el nacionalismo mexicano hace que este tipo de cooperación ni siquiera se discuta. Noooo, los defensores a ultranza de la soberanía del país se desgarrarían las vestiduras, pero eso sí, para ellos, es mejor que se pierdan vidas humanas pero nunca permitir que ingresen extranjeros para acabar con la inseguridad.
¿Entonces? Con un débil e ineficaz Gobierno mexicano y con un vecino que no se preocupa lo suficiente, los narcos están ganando. JAV
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