Es una acción coordinada

La intolerancia y sectarismo que domina ahora a Rodrigo Medina está llegando a niveles alarmantes, por no decir que peligrosos, a escasos casi siete meses de haber asumido su responsabilidad.

El gobierno de Medina nos ha demostrado en este poquísimo tiempo que no sabe qué hacer, no tiene estrategias. Agacha la cabeza y rechaza el diálogo con la ciudadanía.

Dígame si no, el novel gobernador de Nuevo León no permite ni siquiera que sus mandantes, quienes lo llevaron al poder, le hagan reconocer sus desaciertos. Luego entonces, ¿No va a cumplir lo que prometió durante su toma de posesión como gobernador? Sí, esa frase tan gastada que utilizan todos los que llegan a ocupar un puesto de elección "….y si no, que el pueblo me lo demande”.

Por favor, si la pielecita lisita, lisita de Rodrigo no le permite siquiera que alguien se atreva a contradecirlo. ¿Cómo obligarlo a que cumpla sus promesas de campaña?

Baste recordar aquellas palabras que retumbaron el gran salón del Teatro de la Ciudad cuando tomó posesión. Y cito... "A los desafíos les haré frente con valor y coraje". "Lo digo fuerte para que se escuche en todos los rincones del estado y del país: no habrá negociación o pacto con la criminalidad".

Ah, y afirmó contundentemente: "Voy a dar la cara por el dolor y la impotencia de quienes han visto lastimada su seguridad personal o la de sus familias, por quienes han visto afectado su patrimonio por la delincuencia, y por quienes han perdido la tranquilidad". Pero eso no era todo lo que quería decir, fue más allá: "Voy a dar la cara por los que han dejado de mirar el futuro con confianza, con esperanza, porque en ocasiones sienten que no hay nada para ellos". Dramático, ¿no?

Seguramente quien le escribió el mensaje de toma de posesión no lo consultó con él para asegurarse que Rodrigo, cuando ya estuviera en funciones, fuera a cumplir cabalmente con lo que se estaba comprometiendo, porque no se trataba solamente de dar un mensaje, sino de comprometerse como lo hizo, como se acostumbra en estos casos, a lanzar la famosa alegoría "Y si no, que el pueblo me lo demande”.

¿No es hora de empezar a hacer valer este compromiso?

Y es que ha sido imposible para Rodrigo aceptar las críticas y sobre todo, que es de humanos cometer errores. Todo parece indicar que el señor Gobernador no es humano porque no ha sido posible, bajo ninguna circunstancia, escucharlo aceptar que se han cometido errores y sobre todo omisiones que nos tienen postrados ante la violencia en su máxima expresión.

No se trata de ver quien está igual o peor que nosotros; sino de hacer las cosas mejor que los demás y sobre todo, que todo poder público conlleva una serie de responsabilidades para con la ciudadanía.

En Nuevo León, la evasión de responsabilidades por parte del gobierno estatal se ha convertido en una práctica común y se puede ejemplificar de una manera muy sencilla: haga de cuenta usted que estamos escuchando al inmortal Pedro Infante cantando aquello de “si te vienen a contar cositas malas de mi, manda a todos a volar y diles que yo no fui.”

El famoso boletín de prensa que hizo circular su gente de Comunicación es un vivo ejemplo de su menosprecio a la opinión pública, ahí se informa que para el mandatario priista Rodrigo Medina, el tema de la inseguridad no es prioridad.

Para demostrarlo, el propio Gobernador no encabezó la junta de seguridad del C5 y se fue a eventos comunitarios, al lado de payasos, como si anduviera todavía en campaña. 

Su estrategia es dejar que los municipios y el Ejército hagan su chamba. Los ciudadanos se están hartando, pero el joven político le sigue haciendo caso a sus asesores.

Los ciudadanos no estamos ciegos ni sordos –aunque pareciera que mudos sí– y sabemos perfectamente bien que nuestro Estado está pasando por la peor situación jamás vivida y que son los delitos del fuero común los que en realidad están alimentando el clima de inseguridad.

Sería sana la aceptación de los errores y sobre todo, cuando menos el intento de tomar las medidas necesarias para que la ciudadanía siquiera considere la posibilidad de votar por su partido dentro de dos años y medio.

En realidad, el trabajo no ha sido destacable en estos poco más de siete meses. Además, para la ciudadanía los delitos son delitos y punto, sean del fuero común o federal, al final no se atienden eficientemente, no se resuelven.

Concluyo con una frase de Juan Pablo II “Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz”. JAV