Hace 50 años Taiwán era un país con un Gobierno corrupto, plagado de narcos, y que se acababa de independizar de China. Era un país pobre y aislado. México lo veía como pobre, y con razón. El mexicano en promedio producía el doble que los trabajadores de Taiwán.
Hacia 1974, Taiwán impuso exámenes de admisión brutalmente difíciles a nivel universitario; reforzaron la promoción de la cultura científica, y la plana industrial creció así como las exportaciones y la competitividad. Y el taiwanés promedio empezó a producir el doble que un mexicano. El sueldo de un trabajador industrial mexicano de 1975 al 2002 se ha incrementado un 100 por ciento (descontando inflación), y en el mismo periodo al de Taiwán se le ha incrementado mil 500 por ciento, así como usted lo está leyendo.
A fines de los noventa, así como en México hay mercados sobre ruedas donde se vende comida, frutas, ropa usada, piratería y hasta fayuca, allá en Taiwán también los hay, con la diferencia de que lo que se vende allá son componentes de computadoras para ensamblar una en tu casa. Actualmente un taiwanés produce cuatro veces más que un mexicano. Qué pena.
A fines de los noventa, así como en México hay mercados sobre ruedas donde se vende comida, frutas, ropa usada, piratería y hasta fayuca, allá en Taiwán también los hay, con la diferencia de que lo que se vende allá son componentes de computadoras para ensamblar una en tu casa. Actualmente un taiwanés produce cuatro veces más que un mexicano. Qué pena.
Para elevar el estándar de vida, lo que se requiere es imaginarnos cómo producir cosas que la gente valore más. Steve Jobs con el Ipod, Guy Liberté con el concepto de Cirque du Soleil, Howard Schultz con Starbucks, Bill Gates con el software, son un claro ejemplo de cómo se pueden lograr productos que la gente valora y demanda.
Nos llama mucho la atención cómo los políticos hablan mucho sobre la importancia de la generación de empleos, y hasta son banderas en sus campañas políticas y forman parte de su plan de desarrollo, como si esto fuera la razón del progreso económico de una nación.
Es por ello la importancia de la capacitación, y las empresas e instituciones que la promuevan son las que sin duda salen y saldrán adelante.
Nos llama mucho la atención cómo los políticos hablan mucho sobre la importancia de la generación de empleos, y hasta son banderas en sus campañas políticas y forman parte de su plan de desarrollo, como si esto fuera la razón del progreso económico de una nación.
El verdadero progreso en un país se da cuando el empleo genera una mayor producción, y se le da un valor agregado adicional a las cosas, gracias al trabajo realizado. No es lo mismo enviar un canal de puerco a Japón a mandar costillas marinadas.
Otro mito es el hecho de que la tecnología desplaza a los trabajadores, todo lo contrario, con tecnología el trabajador puede realizar una función más productiva, y por lo tanto ganar más. No es lo mismo trabajar con un arado jalado por animales –lo vemos en cualquier parcela de nuestro querido México-, a trabajar con un tractor que tiene aire acondicionado, tal como se aprecia tan sólo al cruzar la frontera de nuestro país en cualquier pueblito sureño de los Estados Unidos. La tecnología es desarrollo, como lo está demostrando Taiwán.
Es por ello que nos damos cuenta de que la imposición de un salario mínimo es una falacia de que garantiza el nivel de vida de un empleado; lo que le garantiza a un empleado mejorar su nivel de vida es que desarrolle unas habilidades específicas que le permitan un trabajo especializado, y por ende más productivo.
Es por ello la importancia de la capacitación, y las empresas e instituciones que la promuevan son las que sin duda salen y saldrán adelante.
Por lo anterior, sin una alta productividad del trabajador, no puede haber salarios altos por trabajador. Sin crecimiento en la producción de bienes y servicios valorado por los consumidores, no puede haber crecimiento en el ingreso real de la nación.
El conocimiento es lo que genera riqueza, y mientras la población de un país siga trabajando en negocios o empresas que producen, ensamblan o venden tan sólo mercancía, y no en productos de alta tecnología o de valor agregado que tengan un mayor impacto, simple y sencillamente seguirán rezagándose, como lo vemos claramente en el caso de México y Taiwán.
Y nos queda claro también que en la medida que el trabajador se capacita y se educa, sirve más y mejor, brindando a la sociedad un trabajo que le permite incrementar sus ingresos.
La clave no está en trabajar más, sino en una mejor calidad del trabajo. Los creadores de Youtube y de Facebook nos lo demuestran. JAV
1 comentario:
Pero si tenemos un presidente del empleo, ese que empezó con las manos limpias y ahora las tiene manchadas de SANGRE
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