La pobreza y la falta de oportunidades en la población son en sí mismos una forma de violencia, porque no deja a las personas acceder a un nivel de vida que les permita obtener los mínimos satisfactores para cubrir sus necesidades y derechos elementales.
Bajo esta premisa, la pobreza y la violencia es un círculo vicioso que genera ignorancia y dependencia, y México es un país dependiente en el que se reproduce ese esquema, por lo tanto la violencia se convierte en un problema social que afecta a miles de personas, y ahora lo estamos viviendo y padeciendo, no solamente en los estados considerados “pobres” del país, sino en entidades como Nuevo León, con alto grado de industrialización y sede de las universidades más competitivas de nuestro querido México.
Esta situación nos permite ver que se requiere fomentar un orden social más justo y solidario para encarar cuestiones tan graves como la violencia, el narcotráfico, las desigualdades y la pobreza, que son campo abonado para la delincuencia.
Es bien sabido que para una solución eficaz y duradera de esos problemas no son suficientes medidas técnicas o de seguridad. Se requiere una anchura de miras y la eficiente conjunción de esfuerzos, además de una necesaria renovación moral, la educación de las conciencias y la construcción de una cultura de la vida.
Hay que promover la justicia, el trabajo por la paz y la reconciliación, el fomento de la honradez y la transparencia, la lucha contra la violencia, la corrupción y la criminalidad, la constante tutela de la vida humana y la salvaguardia de la dignidad del ser humano.
Hoy en México, Nuevo León y la zona metropolitana de Monterrey, se vive una escalada de violencia ligada al narcotráfico sin precedentes, que vulnera la seguridad pública y genera miedo e incertidumbre entre grandes sectores de la población. Si esta violencia desmedida fue un efecto indeseable de la estrategia adoptada por el gobierno de Felipe Calderón, el costo es, sin duda, enorme para la paz social. Pero no queda duda de la necesidad de que el gobierno se enfrentara de una vez por todas a un fenómeno que desafiaba su autoridad sobre las instituciones, los espacios públicos y la ciudadanía.
Sin embargo, la efectividad de esta medida es incierta y dependerá enteramente de la instrumentación de una estrategia integral que incluya la participación y renovación del gobierno federal, estatal y municipal, así como sus respectivas policías, pasando por la clase política, los empresarios, universidades, medios de comunicación y los ciudadanos. Mientras eso sucede, otra guerra se juega en el terreno de las percepciones ciudadanas respecto de la lucha “Estado vs. Narcotraficantes”.
La débil y desarticulada respuesta de las autoridades ante los atentados del fin de semana a las comandancias policíacas de algunos municipios metropolitanos puso en evidencia la vulnerabilidad de Nuevo León y los nuevoleoneses, demostrando la falta de una estrategia de comunicación oficial en este tipo de situaciones, limitándose algunos funcionarios a repetir lo que ya hemos escuchado reiteradamente los ciudadanos de esta tierra, “estamos trabajando coordinadamente”, y de ahí no pasó la versión oficial.
Lo que sí es un hecho innegable es que los grupos de la delincuencia organizada están adoptando métodos de intimidación que hasta hace poco parecían propios de la guerrilla. Sin embargo, lo peor que podríamos tener sería un narcotráfico ligado al terrorismo.
Es hora de hacer un balance, ¿a dónde estamos y hacia dónde vamos? Por qué no analizar otras estrategias como enfocarse hacia el lavado de dinero, por qué no comenzar a debatir la legalización de la droga para acabar con el gran negocio del narco. Todo el dinero que se gasta en esa "guerra contra el narco", gastarlo en prevenir la drogadicción en campañas de salud, en quitar incentivos al consumo.
Porque como vamos hasta ahora, hay evidencias de que el consumo en México se incrementa aceleradamente. Y es evidente que avanzamos en una tremenda descomposición social, como nunca se había dado y con todo lo que ello implica. El mayor mercado mundial de droga sigue ahí, en Estados Unidos, ¿qué combate al narco puede dar resultados?
Es también por demás evidente que México avanza hacia un estado de descomposición en el que, de aceptarse la permanencia y aceleración de la violencia, como se hace ya entre no pocos grupos sociales, muchos mexicanos han comenzado ya a interiorizarla como un elemento cultural que está haciendo estragos en nuestra sociedad. JAV
3 comentarios:
El juego es asi: Los carteles quieren trabajar sin ser molestados, el gobierno no quiere negociar con ellos, ellos se van contra los civiles, los civiles se hartan y ejercen presion sobre el gobierno, el gobierno ante la presion y la falta de control ante la delincuencia, acepta, bajan dramaticamente los indices delictivos, quien gana: en apariencia el gobierno, en realidad los que siempre han ganado, los narcos
lo que México necesita es que todos nos pongamos las pilas y a jalar parejo en contra de la delincuencia, pero tambien de los funcionarios corruptos que por eso estamos como estamos, porque por años no hemos dicho nada y estos malandros se han aprovechado de nosotros, desde los priistas, perredistas y panistas, todos al llegar al poder se enloquecen.
Hay algun plan efectivo por parte del presidente o del gobierno en su totalidad para acabar con este asunto de la delincuencia organizada y sus ejecuciones y atentados? Cuanto tiempo va a durar? Alguien del gobierno va a hacer una propuesta para que los carteles se pongan de acuerdo y trabajen sin hacer daño a los connacionales como antes? El pais sea solo de paso de la droga para el mercado de los grandes consumidores? Se dejaran de gastar enormes cantidades de dinero en mantener al ejercito y policias en el combate? Si a eeuu no le interesa ayudar, se les hace poco el dinero que aportan y no hay alguna campaña contra las adicciones en su pais, para que nos hacemos daño como mexicanos..
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