Nuevo León fallido

En Nuevo León el gobierno es inexistente.

Así lo percibe la ciudadanía. La violencia llegó, se asentó y la estamos viviendo, la estamos padeciendo. Al estado le ha faltado más intensidad, coordinación y decisión. El gobierno ha sido rebasado… Si en este momento se hace una encuesta seria sobre cuál es la opinión de la ciudadanía respecto a la actuación de Rodrigo Medina, seguramente va a salir bastante bajo, porque no se siente firmeza de su parte, no hay oficio, éste se perdió, o más bien nunca se tuvo.

Parece que Medina no ve los medios de comunicación que cada día transmiten hechos lamentables de violencia. Lo que la gente clama ahora es que sus impuestos se vean reflejados en tranquilidad para salir de su casa, andar con su familia sin que le roben la camioneta con violencia o quedar varado en medio de un “fuego cruzado” como acostumbra el Ejército o la Marina con los grupos delicuenciales, en plena calle a plena luz del día.

Al estado le falta un estadista, alguien que actúe con firmeza. El gobernador debe reflexionar y se dará cuenta de que le está quedando a deber a Nuevo León. Un gobernador débil y un gobierno vulnerado y desgastado no conviene a nadie.

Es muy claro y evidente que, contrario a lo que insisten en declarar los funcionarios del Gobierno del Estado y hasta el propio Medina, no hay coordinación entre los diferentes niveles de gobierno para combatir al crimen. Los dejan fuera a la hora de actuar, solamente se sientan a comentar los hechos en el ahora llevado y traído Consejo de Seguridad. De ahí no pasa, porque cuando hay un operativo real los miembros de la milicia corren del lugar a las fuerzas policíacas del estado o municipales.

Los hechos son contundentes. Hemos visto enfrentamientos entre el Ejército y la policía del estado o municipales; también entre municipales y agentes de la procuraduría estatal. Hay hechos incontrovertibles. Lo que necesitamos son verdaderas acciones, no discursos mediáticos ni informes disfrazados, mucho menos desplegados inútiles o marchas por la paz convocadas por el gobernador en turno.

Los asesinatos a sangre fría de la señora en la colonia Colinas de San Jerónimo y de los dos estudiantes del Tec de Monterrey son una muestra palpable de que vivimos en una inseguridad total, donde reina el caos y la anarquía.

Pero lo que hace más grave la situación y nos pone a todos en un estado de indefensión es la inescrupulosa y ruin manipulación de los datos de los estudiantes del Tec por parte del procurador Alejandro Garza, avalado por el propio Medina, y de las Fuerzas Armadas, misma que evidentemente tiene como objeto evadir la responsabilidad de dos civiles asesinados cobardemente.

¿Los peritos o militares que levantaron los cuerpos no encontraron las credenciales de estudiante? Justamente el Tec de Monterrey tiene como requisito indispensable que todos sus alumnos y maestros se identifiquen para tener acceso a las instalaciones. ¿Entonces, dónde están las credenciales? ¿La apariencia de un sicario y de un estudiante es idéntica? ¿Qué armas portaban los alumnos? Seguramente, algunas libretas o libros. Los estudios forenses y de balística permitirán saber de dónde salieron las balas que mataron a Jorge y a Javier. ¿Las autoridades estatales y el Ejército, o la PGR que ya atrajo el caso, asumirán su responsabilidad y los darán a conocer a la comunidad que exige justicia?

Rodrigo Medina, lejos de andar pagando con nuestros impuestos un ridículo desplegado en los diarios locales, acompañado de comparsa patito, chafa, uno que otro mediocre y algunos de sus cuates, mejor debe ofrecer una disculpa pública por sus yerros, por el torpe e inexperto manejo que le dio su procurador al señalar como criminales sicarios a los estudiantes de excelencia de la Escuela de Ingenieros del Tec, sin tener mayores datos, sin cruzar la información. Ah, pero a manera de justificación, el gobierno estatal y el Ejército salieron a decir que eran matones. Las autoridades escolares asumieron como propia la infamia oficial. La noche del sábado, el rector del Sistema Tec, Rafael Rangel Sostmann, tuvo que emitir un comunicado para corregir la versión: no eran sicarios, eran estudiantes, excelentes estudiantes. Vaya pifia la de Rodrigo y de su lerdo procurador.

Llevamos demasiado tiempo, años ya, oyendo que el recrudecimiento de la violencia es consecuencia de la lucha frontal que el gobierno federal ha emprendido en contra de los carteles de la droga. Puede ser cierto, pero lo único que los ciudadanos vemos es que el narco está ganando la batalla e instalándose en cada vez más estados, desgraciadamente para todos nosotros Nuevo León no es la excepción. JAV